El Valor de la Hermandad – Life is Strange 2

Atención

Lo expresado en el siguiente post no es una reseña ni una evaluación detallada, solo son impresiones personales plagadas de spoilers y pésimos argumentos, estas advertido.

Entre tantos juegos de acción, disparos, sangre y waifus siempre me sienta bien ir variando el flujo cuando termino un juego y paso a otro. En el caso, Life is Strange es una aventura gráfica que nos permite tomarla en un mood relajado; pero sin duda, manteniendo la atención al detalle de las distintas situaciones en las que la historia nos va a introducir. Así mismo, debemos estar preparados para asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y luego poder desentrañar los resultados que hemos desatado.

Life is Strange 2: Familia es familia

La historia va más o menos así… Controlamos a Sean, un chico de 16 años, de ascendencia mexicana que está lidiando con las preocupaciones inocentes que conlleva ser un adolecente. Un buen día, sucede un evento desafortunado que al involucrar a su pequeño hermano Daniel, de 9 años, trae como consecuencia que deban huir de su pueblo natal en Seattle a embarcarse en un viaje directo a México; que a su parecer les asegurara librarse de todo aquello que los acusan injustificadamente.

Hasta acá todo suena bastante dramático ¿cierto? Pero hay más… (y aquí sí aplica la alerta de spoiler) En comparación a el primer juego, donde al controlar la protagonista nosotros teníamos el poder de hacer y deshacer de nuestras habilidades; acá la premisa da un giro drástico. Si bien controlamos al hermano mayor, el que estará “bendecido” con los poderes sobrenaturales es nuestro pequeño Daniel. 

Es a través de él, que durante toda la historia episódica debemos influir y aportar las decisiones que veamos más idóneas; para así, poder garantizar tanto la seguridad como la forja de una educación y principios básicos que necesita el pequeñín.

Esto en un inicio puede parecer contraproducente, ya que en efecto las decisiones que nosotros tomemos van a afectar el flujo de la historia y el comportamiento de Daniel. Sin embargo, podemos encontrarnos en múltiples (por no decir demasiadas) situaciones en las cuales pese a que nuestra percepción nos indica que estamos tomando la decisión correcta, perdemos la consideración que nosotros como personaje no tenemos el “poder” para accionar cosas sino somos una especie de guía para que sucedan las cosas como más o menos queremos. Lo sé, es contradictorio pero esto es lo que puede determinar si te va a atrapar la historia y sigues por este camino tortuoso o abandonas el juego.

Temas controversiales y sentimientos

Avanzando en los episodios, vamos a tener un cóctel de temas “controversiales” que nos plantarán cara y ya quedará de nosotros como interpretarlos; solo recordemos que debemos saber cómo transmitir a nuestro hermano qué es lo correcto. 

Entre algunos de los temas controversiales, podría mencionar desde: racismo, religión ortodoxa, abuso doméstico y otras cosillas más que la verdad, más que incomodarme, me hicieron reflexionar sobre cómo esos casos en específico son una extrapolación a escenarios que perfectamente suceden hoy en día.

Pensamientos finales

En general, me ha gustado el juego; pero, sin duda es una experiencia que podría recomendar para ser jugada solo una vez pese al alto nivel de rejugabilidad que tiene. Esto se debe a que hay momentos que puede llegar a ser frustrante la actitud de Daniel (Básicamente el carajito hace lo que le da la gana… cuestión que me hace sentir como un viejo amargado).Entendiendo el contexto del se lo dejo pasar.

El otro dato que podría aportar, es que es mucho más entretenido jugarlo en compañía. Ya sea de familia, pareja o amigos para que en los momentos clave como los temas controversiales o las opciones críticas; poder plantear un mini debate de qué sería lo correcto y lo mejor para los chicos.

Sin duda, es un paso bastante atrevido que ha tomado la franquicia y me encantó que el juego me hiciera sentir incómodo. Aun así, el único “pero” para mi sigue siendo que nuestro protagonista, Sean, sea un mártir y entre todos sus finales no puedo considerar ninguno como satisfactorio, sobre todo para él.

El mensaje, pese a lo obvio, con lo que me puedo quedar es que el lazo que une a un familiar cercano o en este caso unos hermanos, es más fuerte que todas las vicisitudes que pueda obstaculizar el camino de la vida. Suena a autoayuda, pero siempre personas empáticas, perseverantes y cursis son las que nos hacen recuperar la fe en la humanidad.

Dejar buenas vibras