Carisma aprisionado – YS IX: Monstrum Nox

Atención

Lo expresado en el siguiente post no es una reseña ni una evaluación detallada, solo son impresiones personales plagadas de spoilers y pésimos argumentos, estas advertido.

Después de darle su merecido, pero concreto cariño al Switch me dispuse a echarle un vistazo a aquellos juegos que tengo en lista, pero no me he animado a comenzar. Entre ellos, tenía la nueva entrega de YS, donde sin tener muchas expectativas le di una oportunidad.

No me quiero que se malinterpreten mis bajas expectativas, ya que, anteriormente he disfrutado de varios juegos de la saga YS, también recuerdo con mucho cariño otras franquicias de Falcom que he disfrutado como es el caso de Tokyo Xanadu y The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel (de los cuales me quede en la 3era entrega).

Con las manos en el juego

Al comenzar a jugar pudo llamar mi atención la mejora sustancial que tiene el aspecto gráfico, estos juegos su principal atractivo no es precisamente los gráficos más espectaculares, pero, sí que con el paso del tiempo van tomando un aspecto “vintage” que me hace recordar a joyas ocultas de la época de PS2 y PS3.

La historia va así… Continuamos las travesías de nuestro protagonista Adol, el cual por motivos ajenos a nuestro conocimiento al entrar en la ciudad de Balduq es aprisionado. Justo después intentaremos escapar, ya que, no hay ningún motivo del arresto; en medio del escape nos vemos rodeados y en ese preciso instante aparece una misteriosa chica llamada Aprilis, la cual nos hace la oferta de otorgarnos el poder para escapar, lo que dará pie al desarrollo del arco argumental de la aventura.

Al aceptar su ayuda, al más puro estilo de Kamen Rider, nuestro aspecto cambiará drásticamente, además de tener una habilidad que nos permite anclarnos de puntos específicos a nuestro alrededor como si del gancho de Batman se tratase (todo muy cool para ser un tutorial).

Justo al salir y escondernos en un local abandonado, convenientemente encontramos una bufanda y un tinte de cabello porque, recordemos, somos prófugos de la justicia y debemos pasar “desapercibidos”.

Ahora bien, el poder tan guay que recién hemos adquirido tiene sus peculiaridades, la más destacada de ellas es que no podremos salir de la ciudad de Balduq hasta que no se rompa la maldición de la que ahora somos parte.

Dicha maldición nos hace parte de un grupo selecto de otros carismáticos personajes que iremos conociendo a lo largo del juego, Adol y ellos son parte de los mal llamados “Monstrums” proclamados delincuentes que van haciendo estragos a lo largo de la ciudad, pero esto es solo a la vista de los civiles… el trasfondo es que al tener el poder de Monstrum tenemos la capacidad de ver unos entes que nadie ve llamados “Lemures”, demonios que son provenientes del “Grimwald Nox” una dimensión alterna creada con el único propósito de exiliar a los Lemures los cuales son la representación de todos aquellos malos pensamientos que generan los humanos.

Ya con más claro panorama, Adol junto con sus nuevos amigos debe desentrañar como romper la maldición que pese a que le brinda vistosos poderes lo hace prisionero de la ciudad de Balduq además de saber qué ocurre con los Lemures y cómo detenerlos de una vez y por todas.

Como no esperaría menos de un buen JRPG, la historia es digna de un anime, sin mucho sentido, pero lo suficientemente entretenida para mantenerte enganchado y saber que diablos es lo que está pasando.

Además, la historia es episódica, por lo que las similitudes con un anime no dejan de aparecer, sin contar los personajes que iremos conociendo que son la piedra angular de la historia y considero que es lo mejor del juego.

Cada personaje tendrá su subtrama como también tiene su versión “Monstum” con un poder característico, una vez ingrese en nuestro party los poderes son compartidos por todos por lo que aumenta las capacidades tanto de combate como de exploración.

La jugabilidad es simple, pero se deja disfrutar, tenemos ataque normal, ataque especial y botones definidos para las distintas habilidades que iremos adquiriendo a medida que subimos de nivel a nuestro personaje; el doble salto no puede faltar y gracias a lo anterior mencionado de las habilidades características que nos brinda la comunión con cada uno de estos compañeros podremos recorrer las mazmorras desde corriendo por las paredes, planeando, usando una vista especial que nos permite ver pasadizos secretos, entre otras habilidades que le otorgan un factor de variedad y dinamismo, lo cual lo encontré bastante grato en comparación a juegos pasados de YS.

La verticalidad está presente y el mapa es más extenso de lo que parece, así mismo, tampoco podemos esperar un mundo abierto detallado y lleno de NPCs, aun así se aprecia que se nota el avance generacional que quisieron aportar al juego.

En cuanto a dificultad, pues, jugarlo en normal es básicamente para disfrutar la historia, pero si estás acostumbrado a juegos de acción no va a representar ningún reto. Por otra parte, la duración puede ser más o menos que tanto te lo propongas, hay misiones secundarias que ayudan a aumentar de nivel y desarrollar un poco más la historia de nuestros compañeros, pero si vas directo a las misiones de la historia puedes darle la vuelta en unas 20 horas aproximadamente.

Pensamientos finales

En mi caso creo que duplique este número, ya que no puedo negar que además de lo simple y divertido del combate, las misiones secundarias eran una acción necesaria para mí para poder llegar overpowered a la misión de la historia principal, además que quede encantado con los personajes, su diseño y sus estilos de combate, (Krysha best waifu ever 🤍).

No fue un juego que me voló la cabeza, pero sin duda lo disfrute bastante, me hizo recordar las épocas donde veía con más frecuencia animes random con tramas estrafalarias como la que presentan en este juego, pero igual era un gusto verlos, más allá de que no son gráficos despampanantes y puede tener momentos repetitivos el juego cumple con su propósito de entretener y guardaré en mi memoria las historias de los compañeros y los diseños tan chulos que tuvieron.

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