Zombies, catarsis y empatía – Days gone

Atención

Lo expresado en el siguiente post no es una reseña ni una evaluación detallada, solo son impresiones personales plagadas de spoilers y pésimos argumentos, estas advertido.

En lo particular, no soy del todo fan de los juegos con temática zombie. Quizás es porque, después de haber disfrutado en su momento de Resident Evil 2, 3 y mi favorito que es el 4, salieron varios por no decir demasiados juegos al respecto (Dayz, Dead island, Dead rising, left 4 dead, Dying light, etc).

Más allá de ser una fórmula sobre explotada, si que hay exponentes que se alejan de lo repetitivo y consiguen resultados que son realmente notables como es el caso de The last of Us. Teniendo esto en cuenta, aun recuerdo con cierto asombro el tráiler de E3 donde mostraron Days Gone.

En el anterior mencionado, se puede ver al protagonista luchando contra una horda de zombies la cual se veía groseramente intimidante pero también bastante divertida. En ese momento pensé, toca darle un vistazo.

Tiempo ha pasado desde aquello y tenía el juego engavetado, así que decidí darle una oportunidad considerando que ya tenía las últimas actualizaciones que resolvían varios bugs que lamentablemente tuvo en su momento de salida.

La historia de un noble motociclista que nunca dejó de creer

Nuestra historia comienza dándonos un contexto de que ha sucedido en el mundo. Como cualquier otra historia de apocalipsis zombie, un buen día, al azar, es cuando la propagación del virus llega a las ciudades y el progreso es indetenible. Nuestro protagonista llamado Dean justo a su amigo Boozer y su esposa Sara, están buscando la forma de escapar, todo se ve truncado cuando en medio de la desesperación Sara se ve atacada por una de las personas que también intenta buscar refugio.

Con Sara herida logran llegar a un helicóptero de una organización que está llevando personas a los refugios, pero solo hay lugar para dos y en este caso somos 3, por lo que Dean decide solo enviar a Sara y permanecer con su amigo Boozer con la promesa de que se volverán a encontrar.

Han pasado dos años y es cuando tomamos el control de Dean comenzando nuestra travesía.

Mis primeras impresiones fueron bastante gratas, comenzando con que somos un motociclista conduciendo por el camino con nuestro panita sin un destino definido; sin embargo, todo comienza a ponerse turbio cuando nos roban la moto, por lo que nos toca ir a un campamento cercano y reconstruir nuestra moto desde un inicio… la moto es nuestro más fiel compañero durante toda la aventura.

Otro aspecto de entrada que me gustó mucho fue la actitud del personaje principal, Dean es un rebelde, escéptico y bastante vulgar pero debajo de toda su mala actitud tiene un gran corazón.

El mundo está situado en una región de estados unidos llamada Oregón y el mapa parece ser pequeño, pero es bastante basto con varios ecosistemas y lo mejor de todo es que además de tener el aspecto post apocalíptico no se siente vacío ni sin vida, todo lo contrario siempre hay algo que ver, alguien a quien salvar o algún nido que debemos purgar.

Los grandes enemigos en esta ocasión son los “Engendros”, humanos infectados con este virus desconocido que los hace potencialmente más violentos, salvajes y caníbales por lo que representan una amenaza notable. Dichos engendros suelen elaborar nidos en lugares oscuros y cerrados, una de nuestras misiones secundarias será el quemar todos los nidos posibles a lo largo del mapa.

Por otra parte no solo nos enfrentaremos a estos zombies modificados sino que nuestros peores y más detestables obstáculos en el camino serán los mismos humanos que pueden ser maleantes que desean quitarnos nuestros recursos, algunos pequeños campamentos que no tienen escrúpulos y se dedican es a hacer daño a los campamentos establecidos y un grupo particular de dementes que forman parte de una secta donde alaban a los engendros, hay de todo un poco.

Desde un inicio se hace notar de que todos los recursos son limitados, comenzando por la gasolina de tu moto, debemos estar atentos a tomar todo lo posible que se encuentre en nuestro camino, desde objetos al azar que nos permitirán elaborar armas (bates con pinchos, con sierras, martillos, modificados, etc) bombas, y trampas.

Las municiones también son contadas, aunque para nuestra suerte a lo largo del juego vamos a ir mejorando nuestra artillería y nuestras capacidades de almacenamiento.

Para poder optar a mejor equipamiento es necesario hacer mandados a los distintos campamentos que podremos encontrar a lo largo del mapa, cada uno tiene sus propios intereses, pero nosotros somos una especie de casa recompensas que va ayudando a todos para su propio beneficio.

Por otra parte, las habilidades de Dean no se quedan atrás, recordándome un poco los últimos juegos de Tomb Rider, tenemos un listado de habilidades las cuales están divididas en categorías de supervivencia, combate y destrezas en la aventura.Los puntos para ganar habilidades los vamos ganando al matar engendros, cumpliendo encargos y haciendo misiones de la trama tanto principales como secundarias.

Regresando a las cosas que más me gustaron fue el desarrollo de la historia, la narrativa, el desarrollo de los personajes y la total empatía que logre sentir con Dean… El juego lejos de ser perfecto, sí que ofrece un mundo basto que explorar y me sorprende sobremanera cuando tienes la impresión de “seguro ya debe estar por terminar” y no pude estar más equivocado… es cuando aún resta al menos un 50% del recorrido por disfrutar.

Hay personajes con los que logras cogerles afecto, te preocupas genuinamente en ayudar al campamento más allá de tus intereses personales y el motor que motiva a nuestro personaje que es su esposa le agrega el toque melodramático pero nos hace recordar que pese a que somos básicamente un mercenario asesino, seguimos siendo un humano con algunos principios viciados y sentimientos con los que hay que lidiar.

Pensamientos finales

Hay giros argumentales mediocres, pero hay otros muy satisfactorios los que me hicieron mantenerme enganchado durante toda la historia, un punto que debo recalcar es que llevaba tiempo sin experimentar que un juego sea terapéutico, después de un largo día de labores de adulto, el sentarme, tomar la moto e ir a quemar a unos engendros o desarticular un campamento clandestino de malvivientes que están causando el mal pues no pude sentirme más a gusto con ello por más psicópata que parezca.

Cada momento orgánico en los que Dean es lo suficientemente vocal para expresar cómo los va a mandar a mejor vida a todos son guiños graciosos pero que te hacen sentir parte del proceso… sin duda espero revisitar este juego que fue un gran viaje, pese a sus fallas de salida y pese a pecar en ser repetitivo y tosco en algunos apartados de verdad espero tenga la secuela que merece.

No soy amante de las motos pero vaya que si da gusto ir por el camino y volarle los sesos a varios engendros.

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